La noche es un puente y voy hacia ti con la boca vaciada de lamentos. Lléname de tu saliva y mira la humedad que se desata en mis ojos. Quiero oir tu voz entre mis piernas. Háblame del mar y finge ser ola que baña mis muslos de luz y verbo. Así, como un suspiro de agua que busca el cielo. Ya están despertando los pájaros en mi espalda. Comparte mi vuelo. Seamos una única figura que sube en continuo movimiento. Haz que salga de mis hombros la última gota de fuego. Y después déjame caer sola, gravitando entre la espera y el recuerdo.
Tengo que confesarte que pienso en ti cada vez que me quito la ropa y, desnuda de superficie, supero mi miedo al deseo. Ahora que vuelvo a estar en la tierra, súbeme a tu nave espacial y descubramos una nueva especie del universo. Bésame los dedos. Enséñame el idioma cifrado de tus secretos. Guarda en tu memoria los nombres que hoy le has puesto, casi ebrio, a mi cuello. Acaba ya con el aire que separa nuestros cuerpos. Y muere para nacer en mí, como una línea indivisible que atraviesa el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario