Nunca estaremos juntos, sólo esta ofrenda de sexo nocturno a cambio de la esperanza. No importa, me despliego en tu cuerpo para recibir el instante de la muerte, como una herida fugaz que sana mi imaginación en llamas. Dame la vuelta y muéstrame las rosas blancas que viven al final del túnel. Desliza tus dedos por la curva extrema de mi espalda. Voy a llorar en silencio cuando te vayas y el centro de mis piernas cuente con fuego los segundos que faltan para volver a verte.
domingo, 18 de junio de 2017
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