Me siento en la fuente para ver correr el agua y desearte temprano. Cada sonido está relacionado con un lugar de tu cuerpo. Y este caer de la humedad del mundo poco a poco sobre mi mano, me lleva a tu lengua. Y me remonto a aquel hostal por horas donde nos hacíamos libres, el uno sobre el otro. Probando todos los gritos. Atrapando el fuego con los ojos. Mi boca se tragaba la amplitud de tu luz. Y podía ver hasta la vida que sobrevive a la llegada de la muerte.
domingo, 18 de junio de 2017
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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