sábado, 13 de agosto de 2016
Espada
Traes la espada en el ombligo,
clavada ya en ti.
Vienes con el dolor
como ofrenda
para que mi sufrimiento parezca
más leve
y el mundo me confunda
con una paloma de arena
fundida con la calma unísona de la nieve.
Pero sabes cómo soy. Saco tu espada.
Curo tu herida de amor naciente.
Beso tu pecho
con la vigorosa flor de mis dientes.
Vuelo para coger fuerzas y lunas.
Regreso a ti.
Te digo te quiero
(no importa cuántas veces
no me lo dijeron a mí).
Y me clavo la espada
de tus ojos.
Cuando amo, sangro;
vivo y muero.
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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