viernes, 12 de agosto de 2016

Siempre nos quedará Marte

Aprietas tu mundo contra mí,
como si quisieras atravesarme
con desconocidas formas de vida.

(Siempre nos quedará Marte).

Has redondeado el mar con tus manos.
Me lo traes intacto
y lo deslizas por mis hombros.

Siento los peces de tus dedos
con su movimiento síncrono
alrededor de mis senos de agua.

Renacemos en medio acuático.

Es extraña esta unión
de alas y escamas.

Después hablaremos de las vacaciones,
de la guardería, de los horarios,
de cómo serán las noches de verano...

Pero ahora,
aprieta la extensión de tu mundo,
dentro,
muy
adentro.

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