miércoles, 17 de agosto de 2016

Nómada luz

Nómada luz, tu boca;
en otras almas,
en otras esquinas de aire detenido.

Nómadas, tus manos;
arañadas
por inciertos tactos invisibles.

Restriegas en mi espalda
un amanecer usado
y mis uñas se rebelan contra la nada.

Yo juego a ser escultura
de raíz de árbol,
que te pertenece
y te espera
con cien relojes al cuello
marcando la hora de tu llegada.

Vienes a buscarme
desde tu jardín de hojalata,
haciendo un ruido dulce
en mi vida insonorizada.

Después te vas
y el silencio se queda
con tu olor
y una despedida de dolorosa lava.

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