Tu respiración es un engranaje húmedo
de mi calor. Suspiro, sobre tu pecho.
La tierra, impregnada
de una lluvia de amapolas azules,
nos abraza
y nuestra unión
es una danza de oxígeno,
un salto minúsculo del tiempo,
un temblor de girasoles
esparcidos en el espacio,
un escalofrío de llama y nubes,
mariposas crepusculares
enlazadas al borde de un acantilado.
Tu definitiva ráfaga de vida
calma con su calidez nocturna
mi deseo y mi llanto.
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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