Piezas de luz avanzando
por tu cuerpo
como en un artesanal tablero
de ajedrez.
Las olas de la vida
me arrastran
a tu cuello,
- isla civilizada que desata
mi instinto de caricia
súbita -
Y me abrazo a ti,
rompiendo las reglas
del movimiento visual,
con las estrellas de la tarde
en los ojos.
Te miro por encima
de los árboles,
interiorizando
premoniciones de sexo.
Y nos besamos:
jaque mate
al tiempo.
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