viernes, 26 de agosto de 2016
Quererme
Quererme es firmar una sentencia de dolor
con un universo de vida detrás,
cazar luces transparentes que saltan ladera abajo,
contar las olas que cabalgan dentro de un insomnio.
Aunque nunca lo digas,
sé que en mi beso
se estrechan tus sueños.
En Manhattan abandonamos
los ácaros
de nuestro abrazo giratorio.
Allí la luna no brilla,
los edificios me asustan tanto...
No soporto más el ruído ensordecedor
del individualismo en masa.
¿Tú ves cielo donde yo veo mar?
Central Park alarga sus brazos
en busca de manos para formar una cadena.
Y en medio de todo, tú, nosotros.
El mundo de acordeón ahogándonos.
Te miro y la sociedad vuelve a ser como antes
de inventarse el móvil. ¿Te acuerdas?
Te echaba de menos cada segundo,
te buscaba en las paredes,
sombra de mi sombra.
Mi alma sobrevivía en los rincones,
pensando en ti,
con suspiros enlazados,
fruta y muerte en las manos.
Cuidaba tu adiós
en una jaula de hámster,
dábamos vueltas,
noria de ausencia interminable,
el mundo se paraba a veces
y en esa pausa
nos amábamos ciegamente.
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