Esta noche ceno algo de vida desmenuzada y agua de estrella servida fría en el verbo de tus ojos. Dices ¿lugar? y contesto: tus labios al atardecer de la luna, cuando se posan los pájaros en la amapola gigante del mar y todo es rojo. Mis manos se someten al viaje inherente de tu piel, al deseo como unidad de medida del tiempo. Dices ¿lugar? y contesto: tu cuerpo; siempre tu cuerpo y sus relámpagos, los sellos de luz estampados en los múltiples huecos de mi realidad.
sábado, 27 de agosto de 2016
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