jueves, 14 de septiembre de 2017
Ángel de la guarda
Cuando me besas, tu metralla
entra en mi boca,
arrasando vida y muerte
a partes iguales.
Te abrazo y me inunda
una sensación compacta de olvido.
¿Cómo puedes acariciarme
con el recuerdo de tus manos?
Desesperada, invito
a tu ángel de la guarda
a tomar café
y siempre te justifica:
no le juzgues,
aprendió a amar
entre arrozales,
con el odio por la cintura.
Así te quiere, sobreviviendo
a una guerra activa
con su pasado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Extiendo mi deseo sobre ti, como una lámina nocturna que busca flores con la boca. Sabes a ráfaga de vida, a lugar único, a primavera de ...
-
A veces era invierno y yo buscaba en tus manos un balcón oscuro de infinito con mi nombre. Llenabas mi cuerpo de pájaros (la caricia abs...
-
Átame a tu aliento y emprende el viaje con mi voz en tu boca gritando palabras desde las nubes que innovan formas pasajeras. Des...
No hay comentarios:
Publicar un comentario