martes, 12 de septiembre de 2017

III. ELLA: EN ESTADO DE EXCEPCIÓN



Me quedo desplegada

con las rosas liberadas de ataduras espirituales.

Tus ojos se llenan de mi calma

y te contagio sin querer

de mi otra prisa, la carnal, por seguir.


Quiero saber cuántas arrugas más

somos capaces de hacerle a las sabanas.

Baja la persiana.

Y en la oscuridad de la mañana,

dime qué te gusta de mí.

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