Como el último suspiro de un árbol o el vacío dentro del ruido rogando descanso, así miran mis ojos en esta tarde de otoño anticipado, preguntándome dónde estarán tus manos: en qué página de qué libro, en qué ola de qué océano. Las estaciones vuelven a ordenarse, aunque mi casa te llame por todos los rincones en los que te he besado. A veces me visita el ángel de tu sonrisa para encenderme los labios. He subido los recuerdos al altillo, junto a la ropa de verano. Apago las luces. Entra un frío premonitorio por la ventana. Los miedos permanecen a su modo, en forma de acantilados. Se van los pájaros del tejado de enfrente. Sale la luna a ras de suelo, rozando el mundo cotidiano. ¿Lo ves, encanto? Ya casi te he olvidado.
lunes, 18 de septiembre de 2017
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