martes, 18 de abril de 2017

¡Cuánto amor siente una luciérnaga!



Hay tanta luz y tú estás tan lejos como el anhelo trasatlántico de un pájaro. Me he dado la vuelta a la piel para buscarte y te he encontrado en el pequeño sueño rojo de mi sangre, en el impulso de mi propia vida, donde nacen unidos la rabia y el deseo. Todo confluye para que mis brazos se agarren al último aliento de un astro. El cielo cae despacio mientras miro pasar el tiempo en las células del aire. 

Si esta noche decides ser un beso que se desplaza a una estrella
y cortas los hilos que te sujetan a la tierra
y necesitas un cuerpo para tu próximo viaje
y vuelas
y traes a mis manos un mar esponjado por tus labios de fuego
y miras atrás para olvidarte del futuro
y creces en un latido compartido de la humanidad (el progreso)
y desatas el volcán latente de los lagos
y llevas mariposas blancas a los cerezos
y respiras oxígeno de agua
y no puedes evitar traicionar tu unicidad subiendo por mis piernas
y construyes una barrera para contener la llegada de la oscuridad
y gritas conmigo "¡cuánto amor siente una luciérnaga!"
y caes en una envolvente nube de amapolas para esperar mi boca.

Si esta noche me nombran tus ojos, cóbrate el movimiento del universo debajo de mi espalda.

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