Ven, te he abierto una grieta de agua en mi interior. He dejado una luz de fuego en el lugar azul que ya conoces. La última vez, tu tacto se me trenzó dentro, como un grito en la nube que termina siendo lluvia. Y no te vayas después de sentir mi desvanecimiento. Seguiré siendo cristal indoloro en la suavidad de tu cuerpo.
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