Se marchita el fuego dentro de la rosa,
toda verdad encierra la libertad de tus labios,
- el rojo amor que vuela entre nubes y pájaros -.
Mi sueño enfermizo con tus ojos
vuelve una y otra vez a mi pensamiento.
No soy yo quien ama o piensa,
todos los sentimientos pasan por mí
y se quedan atrapados en la tristeza.
Dónde suena el otoño de los árboles,
en qué espacio de enebros
(el mundo natural:
los números descansan del infinito
y de mis suspiros eternos).
Llueve mar sobre mar, abismo circular
que contiene el secreto de los peces,
la vida subaérea.
Vuelve. Prometo no hablarte
del mundo celeste de los astros
después de desmayarme en tus manos.
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