Y sentir tu beso dentro de mi propio suspiro, desnudarte los dedos para iniciar la dulce liberación de mis nidos
cambiar de sitio el sol (tu boca)
aislar el calor en la nube fragmentada por el deseo,
rompernos juntos, hasta ser un último cristal del universo, repartir las pertenencias: yo me quedo para siempre con el rojo pensamiento que me une a tus labios.
Y después oir la risa de la luz, cuando andas en mis fantasías imponiendo la realidad de tus manos.
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