martes, 7 de noviembre de 2017

El interrogante


Se puede serpentear dentro de la búsqueda, a veces me siento reptil,
cuando estás lejos y se me abre el interrogante entre las piernas.
Entonces me arrastro y llevo en la boca el cascabel de la oscuridad.

Despedirnos me dejó el cuerpo ovalado, con un dolor caliente
en las manos, al que aferrarme si llega el frío. Te ví marchar,
el verano y yo te perseguíamos con el sol a cuestas. Los pájaros
volvieron a sus nidos subterráneos. Aún me parece oír algunas noches,
su canto debajo de la cama y te recuerdo, en el alfeizar del mar,
soñando con un mundo sin fronteras.

Nos besábamos con la utopía palpitando en los labios
y éramos el mismo país, sin límites ni ropa.


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