sábado, 4 de noviembre de 2017

Ofrenda sumergida




Me quedaría contigo siempre, mirando el deseo en tus ojos. Mis dedos sufren si no llega tu caricia para prolongarme la vida. No sé cuánto he de seguir en esta espera.

Te guardo la dulzura de la humedad, la ofrenda sumergida. Puede que tus labios sepan comprender mi cuerpo. Y los dos vivamos resignados, en el mismo extremo de la curva, con el peligro irremediable de cada encuentro.

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